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La joven se miró al espejo, se había ensuciado por la caída, se sentía frustrada, observó la capa, siempre le parecía imposible que algo con una finalidad tan valiosa podía ser tan desagraciado a la vista, aunque según dicen, siempre es así.
Verdaderamente, la capa no era nínguna preciosidad, tenía un color ceniciento, como si estuviera colmada de suciedad, daba el aspecto de ser una de las mantas con las que desafortunados indigentes se cubrían en frías y oscuras noche de grandes ciudades.
La joven se arregló frente al espejo, ciertamente era hermosa, pero guardaba un terrible secreto. Su frustración pasó a ser enfado por haber sido dominada de nuevo por esa extraña fuerza que le movía a usar la capa de forma desconsiderada y que sembraba de misterio la ciudad de Sueca.
En esos momentos sentía un odio que no podía reprimir, ya hacía demasiado tiempo que esto ocurría, muchas veces se había prometido que esa sería la última vez, y había vuelto a caer.
Se cambió de ropa, se preparó para salir, era la tarde de sábado y quería seguir con la costumbre de salir por la noche con sus amigas. En opinión de algunos ella iba de cacería, pues la mayoría de sus comentarios de una noche de sabado eran para valorar el atractivo físico de los chicos con los que se encontraba, pero eso a ella le daba igual.
Era entonces cuando una especie de metamorfosis ocurría en ella, pasaba de ser una sombra a convertirse en Paula, que era su verdadero nombre.
Casi al mismo tiempo también Therk pasaba a ser Xavier, aunque la diferencia era que Xavier no solía esconder su otra identidad, es más, estaba orgulloso de ser Therk, aunque lo mostraba más orgullosamente a sus amigos que a sus familiares.
Therk estaba intentando encontrar el motivo de tantos y tantos misterios que ocurrían en esa ciudad, todo empezó con desaparición de animales, más tarde volvieron a aparecer vivos pero sólo en su calavera, de aquello ya hacía 5 meses, Therk se enteró gracias a un conocido suyo, suficientemente anciano como para inspirar confianza, que le comunicaba los sucesos. A therk al principio le parecían desvaríos típicos de la vejez, pero cuando vio que cada vez era un suceso diferente y con todo tipo de detalles, más tarde ya ocurrieron desapariciones y la policía hizo el amago de investigarlo, incomprensiblemente, las investigaciones cesaron en dos días y eso le preocupó aún más a Therk, aunque los desaparecidos eran gente sin domicilio y sin familia, hasta llegar a un punto que, aunque en la ciudad nunca abundaron mendigos, ahora ya no quedaba ni uno en toda Sueca.
Se rumoreó que habían muerto, que habían sido detenidos o que habían huído por muchos motivos, en realidad nadie sabía que les había pasado, simplemente ya no estaban.
Más tarde aparecieron extraños letreros, que, a pesar de ser de naturaleza política, incorporaban extraños signos encontrados junto a los animales desaparecidos...